En mi cuenta de Instagram hablamos del desapego emocional en los vínculos de pareja (te recomiendo ir a la publicación). Ahora quiero contarte algo para que puedas salir de ese círculo vicioso que no te deja avanzar.
Tal vez te encuentres aferrada a una relación luchando hasta el punto de sentirte consumida. Te cuesta creer que en realidad está terminando y aún cuando por momentos se ha tornado insoportable, la idea de vivir sin tu pareja te resulta inaceptablemente dolorosa.
Una parte tuya se está dando cuenta que no van a lograrlo. Intentás tomar la decisión de terminar con la relación, pero apenas ejecutás la retirada, te golpea implacablemente la realidad de la pérdida.
Este puede ser un proceso brutal, pero creeme que este dolor tiene fecha de vencimiento.
Estas son algunas de las etapas del duelo por ruptura. Pueden ocurrir todas a la vez, en diferente orden o momentos.
Etapa 1: Estado de impacto o shock
Esta etapa va a variar dependiendo si fuiste vos o no la que tomó la decisión de terminar la relación.
Etapa 2: Negación
Acá ya sos más conciente de la ruptura, pero todavía no podés aceptarlo. Te negás rotundamente que así sea y canalizás hasta la última esperanza para salvar la relación incluso a expensas de tu bienestar. Aparece la idea de que la ruptura puede haber sido un error o un enojo que ha ido demasiado lejos.
Tu mente se centra en buscar maneras de solucionar los problemas, y así poder retomar la relación. Lo bueno de esta fase, es que te permite ganar tiempo para “digerir” la situación, siguiendo con tu rutina y tus obligaciones.
Etapa 3: Negociación o tristeza
Dependiendo de cómo se vayan dando las cosas con tu (ex) pareja (y si hay que empezar a llamar las cosas por su nombre), esta etapa puede tomar dos rumbos: la negociación o la tristeza (te recomiendo el camino corto que es menos caro)
Acá estás dispuesta a hacer “cualquier cosa” antes de aceptar que se acabó. Prometés que vas a hacer bien todo eso que él dice que antes «hiciste mal». Estar sin tu pareja te resulta tan intolerable que estás dispuesta a pagar cualquier precio, con tal que el dolor desaparezca. Por supuesto, que en este estado no estás usando bien tu lógica (incluso te recomendaría no operar maquinaria pesada).
Cuando le prometés solucionar todos los problemas entre ustedes, te estás poniendo sobre tus hombros toda la carga de reparar, mantener y sostener la relación. ¿Realmente crees que la responsabilidad de que esta vez la relación funcione es solamente tuya? Lamento sacarte de tu lugar de omnipotencia desesperada, pero tengo la obligación de decirte que ambos contribuyeron a su final. No podés asumir la responsabilidad de todo. En algún lugar dentro tuyo, lo sabes.
Negociar solo puede atenuar brevemente el dolor de la pérdida. La relación inevitablemente se va a volver a derrumbar una y otra vez. De esta manera perpetuás el sufrimiento bajo la creencia de que es salvable a base de actos sobrehumanos.
Comenzás a asumir la ruptura, te das cuenta de cómo va cambiando tu vida frente a esta nueva realidad. Las consecuencias de la ruptura te generan una tristeza profunda junto con una visión negativa del mundo, del futuro y de vos misma. La tristeza es una emoción necesaria para que puedas asumir realmente la situación, te ayudará a conectar con lo ocurrido y a empezar poco a poco a superar el dolor.
Etapa 4: Rabia o Ira
Terminar una relación te lanza a lo desconocido y esto obviamente trae miedo o temor. Cuando lográs dejar de lado tus miedos, también dejás de resistirte a la ruptura. Por momentos, empezás a salir del dolor y te das cuenta que no todo fue tu culpa. Aquí aparece la ira o la rabia. Dependiendo de tu temperamento, vida, y experiencias familiares, tu ira puede estar dirigida hacia tu expareja, la situación, o a vos misma.
Pero no te preocupes porque esta es la etapa más “beneficiosa” o “positiva” dado que si algo o alguien nos provoca rabia, tendemos a evitarlo y buscamos quitarlo de nuestra vida. ¡Y esto en una ruptura te viene genial!
La energía de la ira, bien conducida, te proporciona dirección y vitalidad. En primera instancia te mantiene lejos de tu ex y esto es clave para superarlo. Tener contacto con él, durante el duelo te deja estancada en la etapa de tristeza o negociación. Está bárbaro que creas que pueden ser amigos, pero no durante el proceso de duelo.
En segunda instancia, la rabia también te puede ayudar a crecer a nivel personal, pensar más en vos, en el tipo de relaciones que establecés y en cuidarte. Pero, ojo con quedarte estancada acá, porque el enojo sirve para movilizarte, pero si se enquista te terminará haciendo daño a vos misma.
Etapa 5: Aceptación
Existe una diferencia entre resignación y aceptación. La resignación, suele sentirse como una rendición frente a lo que no podemos cambiar, es punto de llegada sin esperanza. Vivís tu posición de la ruptura como una obligación que tenés que cumplir, en donde las emociones no son completamente positivas. Es como un trago amargo que tenés que tomar igual.
En cambio, la aceptación es un punto de partida, un reconocimiento de la realidad que te permite ver la historia de la relación de ustedes con sus pro y contras. Comenzás a aceptar lo sucedido, a pensar en vos misma, dirigiendo tu mente y energía hacia el futuro. Esta es la vía definitiva para la superación de la ruptura, que te ayuda a construir un futuro para y por vos misma.
Etapa 6: Nueva Esperanza
La ruptura no sólo implicó la pérdida de tu pareja, sino también la de todos los sueños y proyectos depositados en esa relación. Un sentimiento de desesperanza te ha estado invadiendo bajo la falsa creencia de que sólo podían hacerse realidad con tu ex.
En la medida que puedas permitirte mantener cierta distancia, la esperanza irá resurgiendo de tus reservas. Como cualquier amputación emocional continuar tu vida implica aprender a transitar el dolor del final, hasta que el alma sane y puedas ver nuevamente tu vida florecer.
Es importante saber que existe un proceso y que, al principio de la ruptura, el paso de una etapa a la otra puede ser cambiante. Entender que estas fases no son lineales ni correlativas, que no estás sola y que esto tiene una
fecha de finalización, tal vez te ayude a transitarlo y finalmente sepas que es preferible un fin con dolor, que un dolor sin fin.
En mi cuenta de Instagram hablamos del desapego emocional en los vínculos de pareja (te recomiendo ir a la publicación). Ahora quiero contarte algo para que puedas salir de ese círculo vicioso que no te deja avanzar.
Tal vez te encuentres aferrada a una relación luchando hasta el punto de sentirte consumida. Te cuesta creer que en realidad está terminando y aún cuando por momentos se ha tornado insoportable, la idea de vivir sin tu pareja te resulta inaceptablemente dolorosa.
Una parte tuya se está dando cuenta que no van a lograrlo. Intentás tomar la decisión de terminar con la relación, pero apenas ejecutás la retirada, te golpea implacablemente la realidad de la pérdida.
Este puede ser un proceso brutal, pero creeme que este dolor tiene fecha de vencimiento.
Estas son algunas de las etapas del duelo por ruptura. Pueden ocurrir todas a la vez, en diferente orden o momentos.
Etapa 1: Estado de impacto o shock
Esta etapa va a variar dependiendo si fuiste vos o no la que tomó la decisión de terminar la relación.
Etapa 2: Negación
Acá ya sos más conciente de la ruptura, pero todavía no podés aceptarlo. Te negás rotundamente que así sea y canalizás hasta la última esperanza para salvar la relación incluso a expensas de tu bienestar. Aparece la idea de que la ruptura puede haber sido un error o un enojo que ha ido demasiado lejos.
Tu mente se centra en buscar maneras de solucionar los problemas, y así poder retomar la relación. Lo bueno de esta fase, es que te permite ganar tiempo para “digerir” la situación, siguiendo con tu rutina y tus obligaciones.
Etapa 3: Negociación o tristeza
Dependiendo de cómo se vayan dando las cosas con tu (ex) pareja (y si hay que empezar a llamar las cosas por su nombre), esta etapa puede tomar dos rumbos: la negociación o la tristeza (te recomiendo el camino corto que es menos caro)
Acá estás dispuesta a hacer “cualquier cosa” antes de aceptar que se acabó. Prometés que vas a hacer bien todo eso que él dice que antes «hiciste mal». Estar sin tu pareja te resulta tan intolerable que estás dispuesta a pagar cualquier precio, con tal que el dolor desaparezca. Por supuesto, que en este estado no estás usando bien tu lógica (incluso te recomendaría no operar maquinaria pesada).
Cuando le prometés solucionar todos los problemas entre ustedes, te estás poniendo sobre tus hombros toda la carga de reparar, mantener y sostener la relación. ¿Realmente crees que la responsabilidad de que esta vez la relación funcione es solamente tuya? Lamento sacarte de tu lugar de omnipotencia desesperada, pero tengo la obligación de decirte que ambos contribuyeron a su final. No podés asumir la responsabilidad de todo. En algún lugar dentro tuyo, lo sabes.
Negociar solo puede atenuar brevemente el dolor de la pérdida. La relación inevitablemente se va a volver a derrumbar una y otra vez. De esta manera perpetuás el sufrimiento bajo la creencia de que es salvable a base de actos sobrehumanos.
Comenzás a asumir la ruptura, te das cuenta de cómo va cambiando tu vida frente a esta nueva realidad. Las consecuencias de la ruptura te generan una tristeza profunda junto con una visión negativa del mundo, del futuro y de vos misma. La tristeza es una emoción necesaria para que puedas asumir realmente la situación, te ayudará a conectar con lo ocurrido y a empezar poco a poco a superar el dolor.
Etapa 4: Rabia o Ira
Terminar una relación te lanza a lo desconocido y esto obviamente trae miedo o temor. Cuando lográs dejar de lado tus miedos, también dejás de resistirte a la ruptura. Por momentos, empezás a salir del dolor y te das cuenta que no todo fue tu culpa. Aquí aparece la ira o la rabia. Dependiendo de tu temperamento, vida, y experiencias familiares, tu ira puede estar dirigida hacia tu expareja, la situación, o a vos misma.
Pero no te preocupes porque esta es la etapa más “beneficiosa” o “positiva” dado que si algo o alguien nos provoca rabia, tendemos a evitarlo y buscamos quitarlo de nuestra vida. ¡Y esto en una ruptura te viene genial!
La energía de la ira, bien conducida, te proporciona dirección y vitalidad. En primera instancia te mantiene lejos de tu ex y esto es clave para superarlo. Tener contacto con él, durante el duelo te deja estancada en la etapa de tristeza o negociación. Está bárbaro que creas que pueden ser amigos, pero no durante el proceso de duelo.
En segunda instancia, la rabia también te puede ayudar a crecer a nivel personal, pensar más en vos, en el tipo de relaciones que establecés y en cuidarte. Pero, ojo con quedarte estancada acá, porque el enojo sirve para movilizarte, pero si se enquista te terminará haciendo daño a vos misma.
Etapa 5: Aceptación
Existe una diferencia entre resignación y aceptación. La resignación, suele sentirse como una rendición frente a lo que no podemos cambiar, es punto de llegada sin esperanza. Vivís tu posición de la ruptura como una obligación que tenés que cumplir, en donde las emociones no son completamente positivas. Es como un trago amargo que tenés que tomar igual.
En cambio, la aceptación es un punto de partida, un reconocimiento de la realidad que te permite ver la historia de la relación de ustedes con sus pro y contras. Comenzás a aceptar lo sucedido, a pensar en vos misma, dirigiendo tu mente y energía hacia el futuro. Esta es la vía definitiva para la superación de la ruptura, que te ayuda a construir un futuro para y por vos misma.
Etapa 6: Nueva Esperanza
La ruptura no sólo implicó la pérdida de tu pareja, sino también la de todos los sueños y proyectos depositados en esa relación. Un sentimiento de desesperanza te ha estado invadiendo bajo la falsa creencia de que sólo podían hacerse realidad con tu ex.
En la medida que puedas permitirte mantener cierta distancia, la esperanza irá resurgiendo de tus reservas. Como cualquier amputación emocional continuar tu vida implica aprender a transitar el dolor del final, hasta que el alma sane y puedas ver nuevamente tu vida florecer.
Es importante saber que existe un proceso y que, al principio de la ruptura, el paso de una etapa a la otra puede ser cambiante. Entender que estas fases no son lineales ni correlativas, que no estás sola y que esto tiene una fecha de finalización, tal vez te ayude a transitarlo y finalmente sepas que es preferible un fin con dolor, que un dolor sin fin.